Mientras se está cocinando, varios residuos pueden entrar en contacto con el termómetro. Estos residuos pueden formar una barrera entre el termómetro y el cargador. Pueden ser moronas de comida, residuos impregnados de humo o vapor y en muchos casos puede ser un poco de aceite casi imperceptible.
Cuando esto pasa, el termómetro no puede cargarse correctamente, por lo que la próxima vez que se use estará descargado.
Esta situación es muy común, por lo que se recomienda limpiar correctamente el termómetro antes y después de usarlo. La manera más efectiva es usar un estropajo con una mezcla de bicarbonato de sodio y vinagre blanco para tallar el termómetro, y luego enjuagarlo para dejarlo secar completamente antes de colocarlo nuevamente en el cargador.
El termómetro está seguro bajo el chorro de agua y también puede tallarse sin preocupaciones.
También se recomienda limpiar los puntos de contacto metálicos del cargador con un trapo seco para remover cualquier residuo.
Una vez que se coloca el termómetro en el cargador, debe estar completamente cargado en 2 horas.
Asegurar siempre que el termómetro esté limpio antes y después de cada uso; a veces será suficiente un poco de agua caliente y una esponja rígida para quitar los residuos. Aunque se puede recurrir al bicarbonato de sodio y el vinagre si comienza a haber mucha decoloración.